¿Lomografía? En mi vida había escuchado ese término. Las cámaras LOMO no me decían nada. ¿La cámara Diana CMYK? No sabía nada acerca de esto. La obra que me había tocado conocer de René Serrano, conocido artista de vanguardia, eran instalaciones a base de proyecciones de imágenes y sensores electrónicos. Pero en su polifacética producción también cabe la pintura y la fotografía.
Volviendo a la Lomografía, resulta ser como un club de fotógrafos juguetones que se divierten manipulando unas camaritas que parecen de juguete. Y uno, al ver esas cámaras, lo primero que piensa es, y ¿se podrá realmente hacer fotografía con estos pedazos de plástico? La respuesta nos la da René Serrano con esta exposición. En estas fotografías René nos enseña una manera lúdica de entender el arte. Y no es una cuestión de no conocer a fondo la técnica fotográfica. Justamente porque la conoce muy bien, ahora decide proponer esa fresca visión salpicada de notas en donde el azar y la alegría del color se combinan resultando en imágenes muy nuevas y de un toque muy personal.
Hay un libro: El Mundo Privado de Pablo Picasso ilustrado con fotografías de David Douglas Duncan publicado en 1958 en el que se puede penetrar a la atmósfera que envolvía al artista de manera cotidiana. Vemos a un Picasso increíblemente divertido, jugando con los niños, bailando en calzoncillos, usando máscaras y sombreros grotescos, pero también lo vemos concentrado trabajando en su pintura y su cerámica, actividades que lo llevaron a ser considerado uno de los más grandes artistas del siglo XX.
Cito estas fotografías del personaje Picasso pues me dan mucho en qué pensar. Primeramente veo que él trabajaba por placer. Para él no era importante recibir encargos públicos que lo limitaran en su creatividad. Él hacía lo que quería y a la hora que quería. Para él trabajar era sinónimo de diversión y de juego. Claramente se ve que a pesar de ser un personaje muy famoso, él lo que realmente buscaba era pasarla bien con su mujer, su familia y sus amigos.
¿Qué tiene esto qué ver con las fotografías de René Serrano? Con sorpresa, cuando vi por vez primera sus fotos, descubrí que correspondían a un juego. Un juego en el que las mismas cámara LOMO resultan ser protagonistas. Luego, ya en un encuentro con él, me mostró otra de las cámaras (La Spinner 360 grados) que utilizó para hacer otras de sus fotos, y, ahora vi con claridad que se trataba de otro juguete. Esta cámara funciona jalándole una cuerdita. Al jalarla abre el paso de la luz haciendo girar la cámara trescientos sesenta grados. Obviamente ninguna de las dos cámaras que utiliza René son réflex. Esto significa que él no ve exactamente lo que toma y esto hace que el ejercicio de fotografiar sea mucho más lúdico. En una de las cámaras hay un pequeño porcentaje de azar y en la otra, en la que gira, el porcentaje es muy alto.
Lo que tradicionalmente hace que un fotógrafo sea reconocido como bueno en su oficio es justamente la precisión de la imagen y el dominio de la luz, en el caso de René vemos que su actitud es más de artista que de fotógrafo. Para él la perfección es algo que combate; busca esas imperfecciones fruto del accidente y les otorga un valor. Igualmente, el trabajar con cámaras análogas y con películas de negativo de color, le permite jugar con la imagen impresa, dejando expuestos los agujeros propios de la película, subrayando, de ésta manera, el origen de la imagen y el tipo de película que utilizó. Lo que en otro momento se hubiese considerado como defecto, en el juego de René es ponderado como parte importante de su discurso.
Los temas que aborda René no son temas complejos: sus amig@s y sus alumn@s en espacios casi siempre abiertos. En esta exposición, René nos deja sentir que los temas se subordinan a la frescura de las imágenes y de la novedosa técnica. Hay algo poético en su mirada y en el cómo fueron concebidas y realizadas las diez fotografías.